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La Vida Después de la Muerte de Giuseppe Campuzano

Hacia una Metodología Travesti para la Crítica, Cuidado y Resistencia Radical


Traducido por Manuel Acevedo Reyes


Resumen El siguiente ensayo hibrido contribuye, y complica, la longevidad del trabajo de Giuseppe Campuzano en cuanto a la travesti como metodología y ofrece preguntas planteadas por la organización comunitaria y el cuidado colectivo con el propósito de reclamar un legado de la travesti como curandera. Esto se hace evidente a medida que este ensayo teje a través de una historia afectiva de las luchas relacionadas con el SIDA en la vida y en la muerte, y las redes de cuidado que invocan, incluyendo la de Campuzano, con el fin de superar cuestiones de necesidad, deseo, colaboración, y urgencia para los disidentes sexuales y de género en el Sur Global. Estas reflexiones conllevan a una teorización especifica que reta las formas tradicionales de producción del conocimiento y crea posibilidades a través las cuales se ponen en práctica futuros cuir que realzan nuestro compromiso para la supervivencia de la una a la otra.


Palabras Clave travesti, transfeminismo, VIH/SIDA, necropolítica, crítica


Yo escribo porque el trabajo de mis ancestras me mueve de tal manera en la cual debo asumir la responsabilidad de seguir haciendo las preguntas que comenzaron a rastrear. No tan solo eso- debo hacer nuevas preguntas. Escribo porque ser travesti no se trata de tan solo género y sexualidad. Es una fiesta, mi amor. [1] Se trata de atreverse a transgredir, abrir nuevas posibilidades. Escribo con el fin de luchar por nuestro futuro, para enfatizar la responsabilidad que tenemos unas con otras en nuestro cuidado colectivo y en nuestra producción artista-activista académica. Escribo porque estoy comprometidx con la vida de mi comunidad, aun cuando la muerte ya domine. Escribo porque espero poner en práctica aquí una exploración creativa político-teórica de lo que, nosotrxs y nuestros trabajos, significan el uno para el otro, escribir con la comunidad a la cual pertenezco. Escribo para encaminarnos hacia el futuro imaginado por nuestras ancestras, el cual puede ser sentido y llevado a cabo por nosotrxs. [2] Pregunto, ¿Qué significa ser deshecho por la pérdida, la muerte, la realidad misma de nuestras vidas precarias, de maneras que nos mueven hacia una comprensión diferente de nosotras mismas espiritualmente, creativamente, críticamente? [3] ¿Cómo afecta una intimidad con la muerte travesti a nuestra imaginación y construcción de nuestra comunidad política frente a una pérdida indescriptible, a veces incluso una perdida irrecuperable? [4]


En los últimos quince años, la diva que es Giuseppe Campuzano, ha capturado la atención del público, tanto en Perú como internacionalmente, debido a su producción académica artística la cual la llevó a su instalación del arte y su libro titulados Museo Travesti del Perú (Campuzano 2007). ¡Absoluta, absolutísima! [5] Su proyecto sedujo a muchos, en parte porque reflejaba el deseo de ver lo cuir inscrito en nuestra historia indígena, y en parte porque las imágenes que produjo fueron transgresivas, contrahistóricas, y bellas. También nos proporcionó a muchxs de nosotrxs, disidentes sexuales y género, con una visión de nosotrxs mismxs que no comprometía nuestras raíces, o nuestra mariconería, una visión que nunca necesitó ser redimible, sin complicaciones y sin contradicciones.


El curador académico, Miguel A. López, amigo de Giuseppe, describió el Museo travesti del Perú como “punto medio entre performance e investigación histórica,” situado en una manera interseccional promiscua del pensamiento histórico a través de la perspectiva de “una figura ficcional, lo que le llama al travesti andróginx indígena/mestizx” o más específico, travesti (López and Campuzano 2013). El Museo del travesti del Perú usa una multitud de artefactos del travestismo- fotos, vestimentas, manualidades, y objetos- para confrontar y retar la visión colonizada del estado-nación y fracturar la subjetividad heterosexual, abriendo la posibilidad a “sujetos invisibles cuyas vidas se encuentran permanentemente entre la vida y la muerte: el de VIH-positivo, el imigrante indocumentado, el intersexual.”


Las implicaciones de este proyecto van más allá de las concepciones estrechas de los estudios trans y de género ya que encarnan una crítica de un modo científico completo de producción de conocimiento Occidental que ha intentado hablar sobre y por nuestros cuerpos, nuestras comunidades y nuestras historias. La metodología autoformada de Giuseppe, es completamente promiscua, inventada a través del cuerpo como un sitio de reinvención y la creación de una verdad la cual es tan artificial como los límites que produjeron su borradura. Para citar a la cabra misma,[6] hablando de una pieza en el museo que consistía de un par de tacones blancos de plataforma desgastado, llamados La Carlita, los cuales perdió tras una instalación en Bogotá:

Mi amiga Carla migró en 2003 de Perú a Italia. Se deshacía entonces de algunas cosas, entre ellas unos zapatos viejos, y le pedí que me los regalara. Ella siempre me ofrecía enviarme unos nuevos y yo le repetía que me quedaba con esos como alegoría de sus viajes (transgénero, transnacional). A Carlita la asesinó en 2008 un cliente. En 2009 busqué los zapatos una vez más, en esta ocasión para llevarlos a Bogotá, pero no los encontré: mi madre los había tirado a la basura. Luego de un instante de histeria fetichista, logré reencontrar su sentido travesti y entonces simplemente conseguí otros. Esa Carlita falsificada fue la que tú lograste devolverme y que yo cercené, como símbolo de un viaje trunco, para mostrarla en la Trienal de Chile, en el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago. La Carlita original jamás ha existido (La Fountain-Stokes, n.d.)

Es en este espíritu que escribo esto, para hablar, no tan solo de Campuzano y el Museo Travesti, sino que también de mi familia infecta: las familias que creamos a través de nuestra sangre impura, nuestros cuerpos abyectos, y fluidos indeseables. Escribo porque necesito hablar de antepasados, el significado del legado, las maneras en las que nos escribimos, no tan solo en la historia, sino que también en nuestras comunidades. Escribo para contribuir al campo de critica cuir de color, una basada en cuerpas/territorias del Sur Global.


Escribo incluso cuando el conocimiento que comparto desafía abiertamente la traducción académica, no tan solo porque nuestras lenguas indígenas han sido mayormente tomadas a través de la imposición inicial del español, y luego el inglés, sino que también se debe a que es conocimiento sagrado, incapaz de ser comprendido completamente bajo los paradigmas actuales que dominan los campos y espacios intelectuales en los cuales se produce nuestro conocimiento. De tal manera, puede que se encuentren aquí cosas las cuales serán desorganizadas, inexplicables, inverificables, poco científicas, imposible de categorizar-- y esa es parte del mensaje. El intento de saberlo todo es una epistemología colonial en la cual me niego a ser cómplice.

A pesar de que este ensayo presenta mi afiliación con una universidad y mi estado como un estudiante graduado, escribo más que nada como hijx de campesinas las cuales el estado no pudo esterilizar. Estoy aquí como hijx de travestis que se rehusaron a ser acecinadas aun cuando sus cuerpos ya no están presentes. Estoy aquí como activista que ha estado trabajando en el campo por más de diez años, como artista que ha luchado por encontrar su voz, como academicx que es hipervisible e imposible de ser verdaderamente vistx, y como curanderx que evoca magia y poder colectivo. Más que nada, escribo como un desastre total, como loca, maricón, travesti, chuqui- chinchay, bebita furiosa, gordx rabiosx, escandalosa, impertinente, deseosa, chismosa, qariwarmi, guerrerx, and bruja.

Llegué a conocer la obra de Giuseppe a través de mi tío, Germain Machuca, el hermano menor de mi padre. [7] Para mí, durante mi niñez, él siempre fue mi favorito, el que movía su cuerpo como ningún otro, quien transformaba su cuerpo constantemente- y el mío- en maneras en las cuales yo tan solo comenzaba a soñar que eran posible. Desde los tres años, ella me traía a su cuarto y decía que era su modelo favoritx. Yo le rogaba, “Píntameee,” y ella pedía que reconociera su belleza antes de aceptar. Cuando le hubiese alagado lo suficiente, diciéndole que era perfecta, hermosa, maravillosa, impresionante, lo bella que es, entonces comenzábamos. Recuerdo esa emoción, casi como un trance, cuando yo sentía sus manos suaves trabajando su magia en mí, sintiendo su respiración en mi cara mientras compartían conmigo el sagrado, peligroso, emocionante, mundo placentero de morir frente a un espejo para renacer como Otra, el prestarle a tu cuerpo a otrx, el conectar con nuestras ancestras travestis, el convertirse en una de las multiples posibilidades que ocupan cuerpa/territoria de unx. Muchas veces me ha dado a luz. Siempre he sido su niñx. Ella siempre ha sido mi hada madrina. En las historias que me contó a través de los años, ella siempre repite como conoció a todos sus almas gemelas y amores frente al espejo. Creo que así fue que nos enamoramos también. No puedo pensar en algún otro momento más definitivo para lo maricón que soy hoy.


Mi tío Germain and Giuseppe, estaban conectados a través de una línea de vida de sangre y semen, fluidos infectantes que cargan consigo peligro y placer, creando en su camino nuestras propias líneas de sangre y familias, desplazándose a través de cuerpos como amenaza sexual bio-peligrosa. Se conocieron de jóvenes durante los ochentas, en el punto alto de la guerra civil, la crisis del VIH/SIDA, y los toques de queda impuestos por el estado peruano: dos reinas altas en un club demasiado pequeño para sus egos. Las formas en las cuales están conectados y desconectados el uno del otro son complicadas y profundamente personales, pero es importante que sepas que a pesar de que gran parte de su trabajo travesti lo han hecho juntos, solo uno tiene el reconocimiento internacional que ambos merecen.

TRAVEEEEEEESTIIIIIII!!! MARICOOOOOOOOÓN!!!! CABRIIIIÍSII- MAAAAAAAAA!!!

La palabra travesti funciona en la obra de Campuzano, no como una identidad, sino como una metodología y epistemología. El uso de travesti por Giuseppe no está libre de tensión. En Perú, una parte importante del movimiento trans rechaza el uso de la palabra, recordándonos el historial de la palabra como término derogatorio que se utiliza para deslegitimar a las mujeres trans como mujeres. La inversión en trans como término general para las múltiples formas disidentes de género y sexual indígenas, se debe, muy claro en mi opinión, en la necesidad de ser vistxs, validadxs, y más importante, fundadxs por las personas de poder en el Norte Global- quienes tienen el poder de hacer que nuestro gobierno escuche y obedezca bajo amenaza de aislamiento del orden capitalista neoliberal globalizado. En contraste a la supuesta universalidad de trans, travesi es provincializado y particular, a pesar de que alguna variación de esta palabra existe en muchos lenguajes. La definición más obvia de travesti proviene del verbo travestir. Por lo tanto, el travesti es el cuerpo que pasa por un proceso de travestirse y se convierte en un tipo de persona, el sujeto travesti. Travesti no es una mujer y no es trans. Travesti tiene connotación de clase y raza: significa que no te presentas de manera femenina en todo momento por que no puedes hacerlo. Significa que el uso de tecnología para cambiar el cuerpo no proviene del consultorio médico, sino que proviene del ingenio en frente de la precarización, el acto por el cual la matriz de dominación dominación hace que nuestros cuerpos y nuestras vidas sean precarias. ¿Más clarito? Significa que te vuelves creativx, utilizas una pluma como lápiz de ojos, recibes tus hormonas y siliconas de tus amigos en el mercado alternativo, o usas tinta, en vez de testosterona, para transformar tu cuerpo. También, significa que solo estas a salvo por la noche, cuando los niños duermen y la noche permite ciertas libertades y permisividad para andar por las calles libremente, para ejercer un performance de género y sexualidad con menos prejuicio, lejos del escrutinio del orden regular, de los agentes del estado, y del establecimiento. La travesti es usualmente trabajadora sexual, ya sea por dinero, validación, supervivencia, o lo más probable, una mezcla de las tres. Ella no tiene un DNI, Documento Nacional de Identificación- probablemente nunca ha tenido uno. Es indocumentada, y la mayor parte del tiempo ha migrado lejos de la familia en la cual nació en orden de renacer junto a otros como ella. Travesti es el rechazo a ser trans, el rechazo a ser mujer, el rechazo a ser inteligible.


Lo más importante, ella siempre estuvo ahí. El propósito principal del proyecto travesti de Campuzano no es encontrar travestis en la historia peruana, al contrario, es el crear de su cuerpo un mapa, un museo, una epistemología, para crear en su otro cuerpo una manera de conocer el mundo u tejerse en él. Se basa en utilizar nuestra mariconada y nuestro escándalo, tomar ese exceso que también es chisme con labial y risa de loca, para desestabilizar el proyecto estado-nación colonial, su historial, sus ideales, sus métodos, y sus narrativas. Estamos trazando una línea que nos conecta con los ancestros que los colonizadores trataron de borrar, y no seremos cómplices de este asesinato de nuestros cuerpos/territorios cuando, como travesti, nos mantengamos en nuestro poder como seres sagradxs, shamanes, y brujxs, capaces de cruzar las esferas de energía masculina y femenina, así, estar más cerca de lo divino, del reino de danza/batalla y peligro/poder que al final provocan la transformación.[8]


Cuando nos declaramos como parte de esta tradición sagrada, nos aprovechamos de una forma del poder que es desplazada rutinariamente de nosotros, pero también entregada a nosotrxs a través del tratamiento histórico de nuestros cuerpos. El hecho de que nosotrxs simultáneamente causamos tanta ansiedad social, lujuria y angustia, es la clave, la cual, en este proyecto de travesti como política, estamos tratando de reclamar como nuestra. Nuestro poder proviene del vivir en el límite, los márgenes, la calle, las horas entre el amanecer. Nuestro poder proviene del aprovecharse del espacio sagrado de trascendencia, el rechazo a aceptar la coherencia, la estabilidad, o la respetabilidad como forma de vivir. El mantenerse en este rechazo, cuando tantos no pueden o no quieren vernos como humanxs, y no honoran el poder que tratamos de reclamar como nuestro, también no pone en riesgo.


Aquí es donde quiero intervenir con mi derecho de complicar el proyecto de Campuzano con el propósito de visualizar nuevas posibilidades, una manera de mover su crítica hacia adelante mientras tratamos de rellenar el espacio que ella nos dejó tras su fallecimiento en el 2013. La declaro como mi ancestra mientras reclamo el derecho de criticar su trabajo, el cual me exige la capacidad de ver sus contribuciones y sus defectos, y declarar esto como una oportunidad de mejora en su legado mientras creamos uno nuestro; el hacer una lectura travesti, crítica y cariñosa, reparadora pero punzante; hacerlo con ternura radical, porque este trabajo es importante y político e íntimo; el cuestionar mientras nos cuidamos lxs unxs a lxs otrxs y reconocemos nuestra fragilidad y diferencias como lugares de resistencia, imaginación, y agencia político-afectiva (D’Emilia 2015). Quiero cuestionar lo que significa trabajar después de la muerte de alguien cuyo impacto ha sido crítico y nos ha movido e inspirado hacia nuevas colaboraciones a lxs unxs con lxs otrxs. Muchas cabritas jóvenes has sido unidas por el impacto de su trabajo, la pena y la pérdida de su partida. Muchos de nosotros hemos articulado un sentido de urgencia por estar juntos en diferentes maneras, después de su muerte, y la muerte de aquellos en nuestras comunidades quienes han seguido muriendo tras su fallecimiento. El trabajo que he estado llevando a cabo por los últimos cinco años incluye la creación de piezas de arte performativa, obras de teatrales documentales, proyectos investigativos basados en la comunidad, publicación de libros, y la colección de historias orales de más de miles de cabras en todo Perú. Incluye el amar y cuidar de mi comunidad, amistades, amantes, bebitas, y a veces, desconocidxs. Algunos días, parte del trabajo más importante que he hecho ha sido cocinar, bailar, tomar, escucha, abrir mi hogar, y brindar calidez y cuidado.


Después de su muerte, las conversaciones alrededor de la política de VIH/SIDA de Campuzano han sido menos presente que durante los tiempos en los cuales ella estaba activamente trabajando en estos problemas. Giuseppe aceptó la infección de VIH como una forma crucial y provocativa del poder, en la manera en la cual nos permitió crear una nueva familia de cuirs y disidentes: una nueva familia de sangre basada en la impureza, en maneras en las cuales amenaza las familias biológicas heteronormativas. El cache, sexo, nuestra propia chingadera y nuestro deseo, se traen de vuelta al centro de nuestro trabajo político e intelectual. El examinar lo que el deseo provoca en términos de género, lo que produce en nuestro encarnamiento, las maneras en las cuales otrxs nos mueven a través de una conexión erótica, la cual puede que sea una emoción indomable e ingobernable- aquello lo cual por definición nos hace cuir. Es nuestra metodología, un espacio que no permite poner en práctica lo impensable, lo insoñable, lo irrespetable, impensable e incluso, grotesco. Nunca tuvimos que chingar bonito porque ya éramos travesti, maricón. Necesitamos una teoría para entender esta posición poderosa, en la cual se desestabiliza aquello que se considera como conocimientos respetables de la sexualidad y del género humano. Esta manera de chingar, vivir, ser, verse, y hacer performance travesti interrumpe normas, es caótica por naturaleza, libre de restricciones, de alto riesgo, y de alta recompensa. La posición de poder de Giuseppe sobre un estado de VIH-seropositivo y el cuerpo travesti amenazan partes de la comunidad gay y trans la cuales preferirían ser desligadas del estigma de muerte que aún se asocia con la promiscuidad, inmoralidad, lo indeseable, lo intocable.


En Latinoamérica, Perú es uno de los pocos países que ain no ha formulado leyes que afirmen o protejan la población cuir y transgénero (No tengo miedo 2016). La violencia contra cuirs, particularmente mariconas escandalosas, no es tan solo permitida por el estado por la falta de acceso a algún tipo de justicia, sino que también es perpetuada a través del personal de la policía, quienes acosan a las personas de clase trabajadora trans y personas no conformistas en cuanto al género en casos de acoso sexual, violación, detención arbitraria, y palizas, entre otras (Instituto Runa 2006). Además, la crisis del VIH/SIDA ha afectado las negociaciones por reconocimiento del estado. Aunque el primer caso de VIH fue reportado en el 1983, no fue hasta el 1996 que el estado implementó un programa estructurado, con recursos presupuestados, para prevenir el VIH/SIDA dirigiéndose a grupos en riesgo, proporcionando tratamientos antirretrovirales para la trasmisión de madre a hijx (Cueto 2002). No fue hasta el 2004, más de veinte años después del primer caso, que se hizo disponible un programa para proporcionar acceso universal a tratamientos antirretrovirales por el Ministerio de Salud (Ministerio de salud del Perú 2006). Esto revela que ningún tratamiento fue proporcionado por el estado cuando se consideraba que ellos eran responsables por las causas de su muerte y su violencia- o, mejor dicho, que la una manera en la cual se proporciona el tratamiento es si los disidentes sexuales y de género abandonaban esos comportamientos, prácticas sexuales, estéticas, y relaciones que hacían su vida cuir, por lo tanto, valía la pena vivir. ¿Qué significa entonces el pedir tratamiento y supervivencia, mientras se rechaza vivir una vida de existencia, vida sexual, y política pura? [9]


Es a raíz de todas las posibilidades que veo nacer de la obra de Campuzano que me veo obligadx a pensar en nuevas maneras de hacerle preguntas, aun en su muerte: ¿Cuál es el lugar de colaboración y amistad en su proyecto antes y después que ella fuera discapacitada? ¿Cuántas de estas ideas y exploraciones de performance de género y travesti se hicieron en complicidad con otrxs? ¿Por qué necesitamos otros nombres cuando nos encaramos a la muerte y no al reconocimiento? ¿Quién influencia nuestro trabajo aun cuando nadie conoce su nombre? ¿A quien reconocemos que necesitamos en muerte que no reconocíamos en vida? ¿Cómo estructura la muerte nuestras relaciones en cuanto a la supervivencia de lxs unxs y lxs otrxs?


Yo comencé a pasar más tiempo con ella cuando se enfermó y su muerte ya era eminente. Aun así, ella generosamente proporcionó un espacio para entrevistarla y compartir su investigación conmigo. Ella me pidió que compartiera más sobre mis estudios en discapacidades ya que ella comenzaba a escribir un nuevo tipo de cuerpo en su performance-trabajo académico. Giuseppe Campuzano falleció en noviembre de 2013 tras una larga batalla contra la lipodistrofia relacionada con el VIH/SIDA y la esclerosis lateral amiotrófica, la cual dejó su cuerpo extremadamente vulnerable y causó que necesitara a sus amigxs y su familia elegida aún más. El convertirse en discapacitada, desarrollar una necesidad por estudios de discapacidades, y el intentar tejerlo a su obra, estaban es su punto más alto cuando falleció.


Mucha de su obra, y el reconocimiento que esta le trajo, no hubiese sido posible sin una red de artistas e investigadores talentosos, quienes la ayudaron a unir las piezas de su proyecto travesti, el cual ella publicó. Es probable que muchxs investigadorxs académicxs trabajen así, pero para mí y mi comunidad de bebitas furiosas, quienes estamos tratando de crear una política transfeminista en el Sur Global, [10] el estar juntxs y crear colectivamente, no es tan solo preferible, sino que es necesario, el citarnos mutuamente mientras creamos juntos e individualmente, el referenciar desde donde se imaginan colectivamente las ideas de las tomamos crédito. El otorgarle crédito a otra persona en un lugar donde el ser reconocido es un método de supervivencia, se ha convertido en una práctica clave para asegurarse que el trabajo, ya sea intelectual, emocional, físico o doméstico, sea valorado, reconocido, visto, y entendido, pero también interpretado e infundido con valor y significado. ¿De quién es el trabajo en el cual nos basamos mientras vamos dándole sentido al mundo que experimentamos y transformamos juntxs? ¿A quién borramos dentro de nuestro trabajo para insertar a otrxs quienes ya son reconocidxs? ¿Quién, sino la comunidad de cabras, me rodea mientras teorizo mi existencia social? Aún más importante, ¿cuál es el conocimiento que se valora o devalora mientras continuamos la creación de una práctica comunitaria artística/académica/política?


Tuvimos el funeral más hermoso para la mariconíxima.[11] Mi tío Germain le prestó su cuerpo, y tuvimos un pasacalle en su bloque, con una banda cantando A quién le importa de Alaska y Dinarama, y que linda flor, que hermosa flor, una canción popular andina huayno. Eso era ella, una cholita travesti. [12] Nunca había estado en un funeral travesti, pero he tenido que tener muchos desde entonces. Para mí, el llegar a una identidad trans y no binaria, ha significado una política de comunidad, de lazos de sangre y legados impuros, del curar y cuidar lxs unxs de lxs otrxs como un trabajo político. Este es el legado de Germain, el cual se encuentra escondido en el trabajo de Giuseppe, el cual yo también reclamo para mí. De joven, a finales de los 1980s y 1990s, Germain cuidó a muchos de sus amigos los cuales murieron en el punto alto de la pandemia del SIDA, creando un sentido de devoción y cuidado, que yo creo que es parte central de la identidad travesti como curandera. Germain ha sido ya por muchas décadas la curandera que provee cariño, cuidado y cura en tantos de los momentos vulnerables de nuestras ancestras. Ella hizo esto desde muy temprano con las locas del Teatro del Sol, el primer teatro maricón del Perú, donde ella fue adoptada por Beto Montalva y Pipo Ormeño, para aprender teatro, danza, performance, después de que ella encontró en el periódico una fotografía de ellas y luego de clases corriera a ver su obra de teatro. También, aprendió sobre el dolor en nuestras muertes y nuestras luchas por sobrevivir. Ella luchó para que Pipo y Beto tuvieran una cama en el hospital cuando ni siquiera el dinero podía conseguir cuidado médico para el VIH/SIDA. Ella cuidó a Giuseppe, y lo ha hecho por tantas otras al pasar de los años. [13]


La centralidad de este trabajo del travesti como política se ha hecho dolorosamente evidente durante los últimos cinco años en los cuales me he convertido en activista a tiempo completo trabajando en campo. Como lo diría Lohana Berkins (2014), reina de furia travesti: “Despues que la igualdad del matrimonio fuera aprobada en Argentina, pensarías que nuestros novios reclamarían seguridad social para sus esposas travesti, pero eso no ha pasado. No nos quieren sacar de la oscuridad. Nada cambió para nosotros.”


Yefri Peña es una travesti icónica del Cono Este de Lima, quien, hace poco más de diez años, sobrevivió uno de los más asquerosos delitos motivados por prejuicio en la historia del Perú. Ella fue atacada por cinco hombres, quienes le quitaron sus senos de silicona, le rompieron sus brazos, la dejaron sangrando en las calles frente a una van de policías. Tuvo que pagar cien soles para tomar un taxi que la llevara al hospital. No la querían tocar, se reusaron a secarle el sudor o a darle agua. La dieron por muerta; ella luchó para demostrarles que estaba viva. Le dieron de alta al próximo día alegando una falta de espacios en el hospital. Ella pasó un mes sentada en su casa sin comida, agua o una bolsa intravenosa (IV). Después de veintiocho días, ella se despertó y dijo, “Mamá, tengo sed,” y se tomó dos litros de agua de una. Ella es la persona más fuerte que conozco. Desde entonces, ya ha regresado a las calles, trabajando como una educadora sexual, llevando a varias trabajadoras travesti a recibir chequeos regularmente, comprando comida, proporcionando un espacio para hablar, reír, para chisme y consejos.[14] A causa de esto, ella es amada y temida en los centros de cuidado médico a los cuales frecuenta. Ella no permite el trato discriminatorio hacia otra travesti. Siempre se irá con la mayor cantidad posible de condones en su bolsa. Rudi y Adriana y yo, mis intensas y hermosas compañeras investigadoras, estábamos trabajando en nuestro segundo libro cuando Yefri nos llamó llorando al inicio del 2016 por que una de sus amigas, Yuya, se había enfermado por problemas relacionados con el SIDA y tuberculosis. Los doctores del Hospital Hipólito Unanue en El Agustino se negaban a atenderla. Lo dejamos todo para ir a armarles el infierno por parte de ellas. Por un año, cuidamos de Yuya a través de una lista de voluntario para verla y darle de comer cuando ella no pudiera ya que el hospital no quiso hacerlo. Hicimos campañas para recaudar fondos para ayudarla a pagar su cuidado, y armamos un ESCÁNDALO para que el hospital la admitiera. Después de un año de tratamiento en el hospital, ella se recuperó e iba en camino para salir de allí cuando relapsa y fallece de repente. Nos tomó varias horas el recuperar su cuerpo, se rehusaban a reconocernos como familia, sin importar que yo estuve firmando sus formas de consentimiento por un año. En la morgue del hospital, no la quería tocar. Querían vender su cuerpo a estudiantes de medicina, a quien el hospital les dio mi número y no paraba de acosarme, acusándonos de ser egoístas por no “contribuir a las ciencias” y que ellos enterrarían el cuerpo luego de que terminaran con el cuerpo. Dijimos que no, aun cuando casi no podíamos cubrir el entierro. Les dije, “No- ya nos han quitado lo suficiente a través de sus acciones y omisiones. Dejen que su comunidad le dé un entierro apropiado a nuestra Yuya.” Tuvimos que ir y recibir su cuerpo frío del congelado de la morgue, limpiarla, vestirla, y organizar su velorio. Le compramos un vestido y yo la maquillé. Aun muerta, ella se veía muy coqueta, justo como se veía cuando la conocí, sin poder hablar, pero escogiendo maridos desde su cama en el hospital, clasificando a los chicos guapos que caminaban los pasillos. “Porque ser travesti es una fiesta, mi amor.” En el velorio, solo cuatro personas se presentaron. Creo que muchos que se identificaron con ella tenían miedo de los que significaba para su propia mortalidad. Ella habla de múltiples novios a los que ella amaba y literalmente dio su vida por ellos, pero ninguno se presentó. Yefri llamó y PUTEÓ A TODO EL MUNDO y les dijo que pudo ser cualquiera de nosotras. [15] Y entonces, travestis de todas partes del Cono Este vinieron al funeral. Hablamos de cómo nos desvivimos por el hombre, queremos tanto ser deseada por esto hombres que se niega en reconocernos públicamente, y al final, eso es lo que nos mata. El patriarcado nos está matando. No podemos seguir contando en los hombres para el cuidado. Debemos cuidarnos en nuestra propia forma travesti.


Quiero pensar en lo que significa el reconocerse a sí misma en la intimidad con la vulnerabilidad de los que hace que la vida travesti esté marcada para la muerte, lo que significa el moverse dentro y fuera de ese nivel de riesgo, cuestionar si el cuidado se nos será retirado cuando más lo necesitemos. Frente a violencia extrema, como Juna B. Kim ha teorizado en su charla “Cripping the Welfare Queen” (2018), interdependencia nos mueve desde una posición estigmatizada hacia una necesidad mutua radical de discapacitados-de-color para la supervivencia, lo cual es crucial para un mundo vivible. Presento la pregunta, ¿Qué significa interdependencia en vista de un estado necropolítico cuyas políticas de VIH/SIDA ven locas, travestis, y putas como responsables de sus propias muertes? ¿Cómo la muerte de personas con las que unx se identifica- que aún no son reconocidos como afligibles- produce nuevas formas de interdependencia y cuidad entre los vivos, vivos-muertos, y los muertos?


Antes de que Giuseppe muriera, ella organizó una red de cuidado y apoyo, incluyendo múltiples amigos quienes la ayudaron cuando ya ella no se podía mover. Ella nunca quiso ser una carga para su madre biológica, pero de alguna forma creía que nos tocaba a nosotras, como familia impura, el cuidarnos la una a la otra. Aquí es donde quiero acoger su trabajo, en la centralidad de colaboración como practica liberadora, como practica profundamente travesti ahora encarnada por mí y las bebitas que me rodean.


Hace algunos años atrás, Max Lira, Ibrain Plácido, y yo, abrimos un laboratorio artístico bajo el nombre Bebitas Furiosas: Deseo Peligrosos (Lira Tapia, Machuca Rose, y Plácido San Martín 2016), un espacio para las distintas cabritas, travestis, bebitas y mariconas, para explorar las distintas técnicas y tecnologías en orden para investigar, crear, bailar, curar, liberar, sentirse eróticas, experimentar salud y libertad colectivamente. Nosotros nos empezamos a conocer y a compartir nuestra vulnerabilidad a través de una sensibilidad común sobre la obra de Giuseppe, una capacidad de movernos y conmovernos, la cual nosotros creímos que podría llevarnos a una exploración más profunda de la posicionalidad impura travesti. Explorar la travesti como una posibilidad epistemológica, el ser algo más allá de hombre o mujer, gay o heterosexual, pero aun así loca, y quizá más importante, morena, precarizada, ya existente en el margen y convertirlo en un lugar bello. Yefri, Yuya, Giuseppe, and Germain son todos travestis que declaramos como ancestras por las múltiples posibilidades en la práctica de crear un mundo donde podemos existir. Además, el legado de Giuseppe no se encuentra únicamente en sus brillantes y excelentes investigaciones académicas, en el rigor de su investigación, o en su creatividad o como se expresa a sí misma. Se encuentra también en su vulnerabilidad, en el necesitar a sus amigas, en las estructuras que nutren el yo narcisista que nos permite a muchos academixs el hablar desde el yo, pero para nosotros, en el legado que estamos reclamando, es siempre una vuelta al colectivo. A la comunidad, a las amigas, a las bebitas furiosas, a las maneras en las que nos vemos a nosotras mismas, nos curamos nosotras mismas, nos herimos y cuidamos la una a la otra.


Pienso en las fiestas que tenemos para celebrar la una a la otra, las comidas que cocinamos juntas, los porros que fumamos juntas, la manera en la que creamos los conjuntos de ropa e imagen más fabulosos de las condiciones precarias, como la creatividad y el ingenio se levantan frente a la marginalidad y urgencia. Pienso en las estrategias que navegamos para convertir quienes somos en espacios que luchamos cada vez más y más para crear para nosotras mismas. Pienso en La Casita Transfeminista donde se hicieron tantas fiestas y sesiones de estudio, reuniones activistas, escritura de libros y relaciones, buen sexo y mal sexo, del preocuparnos por nuestras vidas y nuestra seguridad, y también, el gozar de nuestros logros juntas, aun cuando ha sido bien difícil. Pienso en Casa Bagre, Chola Contravisual, Serena Morena, PGNBebx, La Munay, La Promesa, Trenzar, la obra de Ashanti, de Diversidades Trans Masculinas, de la gende de Bisagra, Dulce Fanzín, No Tengo Miedo, Acción Crítica, Imaginario Colectivo, Hijas de Lilith, Pussy Fiesta, Bésame Pasiva, el FRAX, y muchos otros espacios que hemos creado bajo múltiples nombres en orden para encontrarnos en comunidad. Pienso en todas las maneras en la que nos hemos esforzado para celebrar aquellos que corren más riesgo dentro de nuestras comunidades. Pienso en a cuerpita de la Fabrizia, bailando y corriendo hacia mi habitación por una muda de ropa antes de que la noche haya acabado, opacando e inspirando a todas las demás. Pienso en Mayu, la Wawita Absoluta, creando hermosa arte y educando con ternura frente a tanta violencia. Pienso en Pau Flores y su devoción por su trabajo con VIH/SIDA, aun cuando ella se está muriendo de esto. Pienso en Paloma Martínez y la necesidad, la urgencia por validación. Pienos en nuestras fiestas, la escarcha, los brillitos, y los puntos. Pienso en este legado complicado y la tension entre lo personal y lo colectivo, entre con quien chingamos y con quien somos amigos, entre nuestra pulsión de vida y de muerte, de eros y tánatos, si prefieres.


Regreso a nuestro espacio sagrado de sanación juntas como una form a de luchar por un futuro que siempre ha sido nuestro, incluso cuando se nos niega la posibilidad de continuar viviendo. El Museo travesti del Perú ha significado, después de la muerte de Giuseppe, un proyecto que para muchos de nosotros ha significado no tan solo un vistazo hacia el pasado, sino que también un deseo, una búsqueda por un futuro cuir. Como Giuseppe misma dijo, “El potencial del Museo Travesti no equivale a la cantidad o el costo de su colección, sino a su audacia para deconstruir y replantear continuamente sus supuestos” (Campuzano 2008: 50). Ahora, travesti, para las bebitas, funciona como una puerta trasera que nos permite soñar sobre un pasado conectado a un futuro que puede llevarse a cabo al celebrar la abundancia de estéticas, sensibilidades y deseos, racializados y sudaca, mientras que se basa en un linaje infectante que nos conecta con nuestras ancestras y nuestras muertas que vivieron antes que nosotras, sin importar la validez que le otorgue el mundo académico.


Cuando una travesti muere, nunca muere. Giuseppe Campuzano y Yuya Romayna, presente.

 

Malú Machuca Rose es una estudiante de posgrado en el departamento de estudios de mujeres y género de la Universidad de Wisconsin-Madison. Su investigación se enfoca en muerte y supervivencia trans y cuir, la vida nocturna, sexo y riesgo, feminismo, teoría crítica, arte y justicia de curación. Ha coautorado Nuestra Voz Persiste (2016) y Estado de Violencia (2014), como parte de su trabajo en el colectivo No Tengo Miedo en Lima, Perú.

Agradecimientos

Nadie ha sido más fundamental para este trabajo que Germain Machuca, cuyo amor, consejo y conversaciones infinitas han marcado mi vida. Estoy en deuda con mi comunidad activista, la cual continúa apoyándome y me mantienen responsable, particularmente, Max Lira, Brunella Landi, Rudi Cocchella, Adriana Gallegos, Marco Pérez, Yefri Peña, and Eme Eyzaguirre. Este trabajo no hubiese sido posible sin las reacciones rigurosas y comprometidas de los profesores Chris Barcelos y Jill Casi, y también las contribuciones invaluables de Finn Enke y Ramzi Fawaz. Gracias a GiuCamp y su familia y amistades, quienes han creído en mí desde que comencé a enfocarme en ella, especialmente, Miguel López, Susana Torres y Karen Bernedo. Finalmente, este trabajo ha sido refinado por la comunidad de investigadores formada en nuestro seminario Necrocene, Necropolitics, Necrolandscaping en la primavera del 2018, también en la conferencia de UCLA QGrad en el 2017, do inicialmente presente una versión temprana de este artículo. Zitlaly Mendoza, nunca olvidaré tus lagrimas (ni las mías), durante ese primer día. Un agradecimiento especial a Chris Cañete Rodriguez, Ellie Hayden, y Anders Zanichknowsky por sus comentarios brillantes, amistad, y apoyo durante este tiempo. Yuya, Pau, Paloma, Duda, Quincy y Zuleymi, Fabrizio, Mica, Lia, y Tahiel: esto es para ti.


Notas

1. Me robo esta frase de una pieza por el mismo nombre escrita por Camila Sosa Villada (2016), artista travesti militante de Argentina.

2. Escribo inspiradx por el legado de las “womxn” de color y por la gente cuir y trans de color utilizando autoetnografía y autoteoría para explorar, narrar, y poner en practica nuestras diferentes verdades a través del arte y otras formas de producción cultural. Estoy particularmente inspirada por la obra de Jillian Hernández (2018) en explorar el significado del luto y estética para femmes Latinx a través de la prosa autoetnográfica que lleva al lector a un contacto con la abuela del autor.

3. Aquí estoy pensando en la obra de Judith Butler, Undoing Gender (2004), cuestionando lo que cause o no causa la muerte para aquellas que estén conectadas y comprometidas con las vidas, el reconocimiento y la justicia de la una a la otra. Estoy basándome en estas preguntas en la obra de Butler, Frames of War (2007), ya que identifico las vidas travestis como particularmente precarias bajo el estado necropolítico del Perú.

4. Esta serie de preguntas fue inspirada por múltiples conversaciones con Jill H. Casid durante la primavera del 2018 sobre “Thanatopolitics: On the Use of Death for Mobilizing Political Life: (2006: 195) de Stuart J. Murray, el cual enmarca las políticas de la muerte como una “una respuesta y resistencia hacia el poder biopolítico y hacia la concepción Occidental de soberanía racional con la cual biopolítica está aliado.” Este entendimiento de la muerte como un acto político tiene connotaciones importantes en mi urgencia de teorizar intimidad con la muerte travesti ya que conecta con múltiples aparatos afectivos, retóricos y simbólicos a través los cuales se produce la vida y la supervivencia travesti.

5. ¡Absoluta! es una exclamación de una vieja telenovela, la cual mi tío Germain me enseñó y la cual forma parte de cómo nos hablamos. Cuando la mala de la novela entra viéndose hermosa, a pesar de que su personaje se basa en un dilema, ella seria absoluta, superando estética mente su posición dramática. “!Absoluta!,” no decimos el uno al otro también, cuando superamos con fabulosidad.

6. Cabra es un término que proviene del insulto cabro, el cual significa, en este uso, maricón. Cabra es la forma femenina del insulto, un término reclamado y utilizado para abarcar diferentes formas de disidencia sexual y de género las cual se acercan a la mariconada con una actitud “en tu cara.” Incluye múltiples géneros, sexualidades y cuerpos, es utilizada íntimamente por amigxs y bebitas.

7. A través de este artículo, utilizo múltiples pronombres de género para referirme a ambos Germain y Giuseppe. Utiliza esto para desestabilizar categorías de genero ya que así es que usualmente hablo en español también. Germain me decía, “!He probado pantalones, he probado faldas- y no puedo decidir por ninguno de los dos!”

8. Las ideas de género y de/colonización en la obra de Campuzano son afirmadas por Michael Horswell (2005, aquí se utiliza la versión en español publicada en el 2013).

9. La idea d travestis y maricas que se reusan a vivir una vida desinfectada en cuanto al sexo como un política radical del deseo fue inspirada por Néstor Perlngher en su escritura sobre locas como sujetos de sexualidades nómadas que transcienden “not only the heterosexual order, but is also a marginal position in the homosexual movement, in contrast to the masculine middle-class gay, whose place as a model citizen is central to the visibility and assimilationist politics by the gay movement of the 80s and on” (Davis 2012).

10. Bebitas furiosas se emplea como una categoría de género para señalar la vulnerabilidad, el juego infantil, un género parecido a lo femme, una suavidad, un ser pasiva, que también está furioso, enojado, disgustado, perturbado. Este concepto fue creado en colaboración con Max Lira, Ibrain Plácido y yo- todxs no binarixs cabras cholitxs intentando centrar nuestras exploraciones del deseo de nuestra práctica estética.

11. Mariconíxima es un juego con las palabras empleadas por Germain y Giuseppe, significa

lo más maricón, también, se utiliza aquí para hacer un gesto hacia un artículo que pub liqué en línea justo después de la muerte de Giuseppe sobre su legado, nuestra conexión, y el impacto de su hermoso funeral travesti llamado “Mariconíxima renace en cabrísimo ritual” (Machuca Rose 2013).

12. Cholita es el diminutivo de la palabra chola, utilizado de una forma cariñosa. Chola en Perú es una categoría racial que utiliza para las personas indígenas o personasde de scendencia indígena las cuales han migrado hacia las montañas, la sierra (usualmente peyorativo llamado serrnxs) hacia la ciudad. En un país donde la mayoría de las personas morenas se consideran mestizx como una forma de evitar lo indigeno, cholx funciona como un agravio para recordarles de sus orígenes. También, se ha convertido en un verbo, cholear, el cual significar racializar a alguien, minimizarlss y ponerlss en su lugar al nombrarles cholx (Avilés 2017).

13. Actualmente, estoy trabajando en una continuación a este artículo, centrado la intimi- dad con VIH/SIDA vistas a través de un lente de discapacidad, violencia curativa, temporalidades dobladas e interdependencia, junto y en contra de la vida y el legad de Germain Machuca.

14. Yefri Peña ha sido atacado una vez más el 7 de diciembre del 2018. Ella iba de camino a comprar pan de la panadería a algunos bloques de su casa en Ate Vitarte, el barrio en donde ha vivido la mayor parte de su vida, por un hombre el cual le fracturó el cráneo mientras le gritaba insultos transfóbicos. Aún no ha recibido justicia por ninguno de los dos ataques.

15. La palabra puteó, cual proviene del verbo putear, tiene muchos significados. En este contexto, putear significa hablar asertivamente para poner las cosas en orden, usual mente acompañada de agravios y jerga, para poder ser entendida en un código demandante que demuestra una relación estrecha y comprometida. Por ejemplo, se utiliza en la crianza de hijxs. Cuando las personas responden y ser permiten ser puteadas por Yefri, dan a entender que ella tiene la razón en confrontarles por no estar presentes, y por lo tanto, se presentaron rápidamente para demostrar su respeto, amor, cariño, y una reafirmación de su compromiso.

Referencias

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Sosa Villada, Camila. 2016. “Ser travesti es una fiesta, mi amor.” La Tinta, August 16.



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